domingo, agosto 21, 2005

 

¿Política o monolítica?

A veces me estremezco cuando leo las noticias. No vengo a referirme a las nuevas (siempre malas) sobre el hambre, la guerra y la destrucción humana (todo se andará), sino a otra sección de los periódicos: la de política.

Política: "Habilidad para tratar con la gente o dirigir un asunto", "Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados, comunidades, regiones". A menudo se trastocan estas definiciones. De una manera burda pero que tontamente hemos aceptado: sabemos que lo importante está en el arte, en la habilidad, en la dirección, en el trato, incluso en la opinión (a la que yo le añadiría "reflexión"), pero todo eso queda en un segundo plano para resaltar la competencia, la manipulación, el poder... sí, el poder no es la política. Política es el uso que se le da al poder, no a la manera de llegar a él y de ostentarlo. Poder... "él puede que...", "yo podría si...". Política no es posibilidad, es hechos. Pero no, en esta sociedad no. Lo que cuenta es cómo llegar arriba, y luego, como mantenerse.

Ahora bien, no voy a dudar aquí de que todo el que se ve inmerso en la maquinaria de un partido político aspira a servir a su país, en mayor o menor medida, con unos ideales, con unas maneras que cree las mejores, y que va a hacer lo que crea mejor para la gente... no trato de demonizar a los políticos, pero el hecho de dejarse arrastrar por esa maquinaria, deja todo eso en segundo plano. Vayamos por partes:

1. El sistema de partidos ha fracasado. ¿Por qué una persona se afilia a un partido? es como si fueras aficionado de un equipo de fútbol, el resto son rivales, y lo que es peor, nunca van a tener razón. Los partidos hacen que la política se convierta en llevarse la contraria por sistema. Ya estamos faltando a la definicón de política, pues no se trata de dirigir, opinar... sino de imponer, o de ir en contra de otro porque lo dice "el partido".

2. Las ideologías de los partidos no existen. Si de verdad se trata de hacer lo mejor para nuestra sociedad, ¿por qué se empeñan en definirse socialistas, comunistas, pepistas (o lo que sean los de derechas), fascistas o la madre que los parió?. Si quieres hacer lo mejor para el pueblo, lo primero es asumir que el pueblo no va a pensar de una sóla forma, y menos con formas heredadas de hace cien años o más, cuando la realidad era bien distinta. Por ejemplo: los movimientos obreros de finales del XIX llevan a asociarse a la gente para luchar por las condiciones de los trabajadores, y la disolución de las clases, el sufragio universal... surgen el comunismo, el socialismo... muy bonito, muy justo... ¿qué demonios reclaman ahora? ¿por qué no acabó todo eso cuando consiguieron lo que se proponían?. Otros ejemplos: los conservadores se diferencian de los progresistas, los liberales de los monárquicos, los absolutistas de los constitucionalistas... todas posturas muy convincentes, muy razonadas, cada facción con sus intereses en juego y, señores, en sú época. ¿Acaso hoy alguien dudaría entre una monarquía absoluta o una parlamentaria? ¿alguien se cuestionaría la democracia? ¿Por qué entonces tenemos que seguir definiéndonos entre "de izquierdas" y "de derechas"? A eso sí tengo una respuesta: porque las diferencias entre los partidos de un lado y del otro las crean ellos mismos. Eso me lleva al tercer punto.

3. Se crean deudas que luego pasan factura. Porque para poder llevarse la contraria, necesitan aliados, a los cuales hay que pagar después. En España están muy claritos, grupos vocento, prysa... curiosamente todos grupos de comunicaciones. Preparan a la gente, les dicen lo que quieren oir. Luego se les paga. No hay remordimiento de conciencia, pues la deuda moral que cada uno de los que pertenece a un partido tiene con esa supuesta ideología les deja incluso cambiar leyes según ese supuesto cuerpo moral en el que se sustentan. O incluso a meterse en follones innecesarios: El PSOE quiere legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo... ¿matrimonio? (según el diccionario: "Unión legal de hombre y mujer" o "marido y mujer"): Podría ser pareja homosexual, igualar derechos ante la ley, si era eso lo que faltaba... no, no, matrimonio, no vaya a ser que hagamos las cosas bien; si además de ganarnos a los homosexuales nos ponemos en contra de la Iglesia o de la Real Academia de la Lengua, mejor. Todo sea por ayudar a los menos favorecidos (como piensan que hacen en nombre de su ideología socialista), a esos que no son libres (¿?). Mmmmmm, ahora podremos reclamar el derecho del hombre a ser madre, así seremos estupidamente iguales. Pero no, qué digo, ahora es cuando somos distintos. Yo, y todas las personas, hemos tenido siempre derecho al matrimonio (a casarnos con una persona de sexo ajeno al propio), o a tener pareja legalmente reconocida del mismo sexo. La elección era ya posible, ya había esa libertad, y si había problemas legales, como las herencias o los subsidios, podrían haberse arreglado sin meterse en este follón.

4. La manipulación se vuelve herramienta de poder. No me atrevería a decir que nos lavan el cerebro, porque es fácil darse cuenta de todo esto y al fin y al cabo hay libertad de expresión. Pero parece darles igual, los medios de comunicación toman partido, que son muy libres de hacerlo, lo publican, lo cual me parece genial, pero además manipulan. ¿Por qué demonios en el ABC (lo siento, es el que suelo leer) nunca puede leerse nada que parezca que va a beneficiar a la imagen de Zapatero? Es como ese chiste en el que Felipe GOnzález (sí, tiene sus años), andaba por encima del agua, y al día siguiente la prensa de derechas titulaba: Felipe González no sabe nadar.

5. El ojo por ojo es ley fundamental, como dirían Barón Rojo. Estoy harto de ver ya en los periódicos esos "te lo dije", "ahora qué", "se veía venir", con palabras mejor pensadas, artículos muy bien escritos, incluso enumerando hechos. Los actos duelen, y se ansía la venganza. Y eso resuma por los poros de los periódicos. Les ha faltado tiempo a los columnistas para comparar el accidente de Afganistán con el caso Yak 42. Claro, como a Aznar le echaron la culpa por confundir cadáveres, ahora si un helicóptero se estrella, es culpa del presidente. Y hay que leer: "España en crisis" (en el ABC de hoy, en la página 3), como si no llevaran escribiendo lo mismo desde que el PSOE ganó las elecciones. Con Aznar, por muchos prestiges, accidentes, y decretazos, no había crisis, por supuesto. Pero no quiero complacer a las masas de protestones autodenominados de izquierdas, llámense actores, nunca maises y demás personas que, de nuevo con buena voluntad, pero partidaria, van a hacer lo que sea por echar del poder a los manipuladores derechistas... para poder manipular ellos mismos para ellos mismos... para ellos mismos...

Para ellos mismos, para eso han acabado usando la política. ¿No habíamos quedado en que se trataba de dirigir un Estado, comunidad o región? La política no tiene sentido si uno no hace nada por escuchar al otro. ¿El parlamento qué es entonces? Si el partido que llega al poder hace lo que quiere (o bien recurre a algun partido minoritario y lo compra literalmente con concesiones), ¿para qué queremos un foro de debate?. Hay que ver la de cantidad de veces que, con solo mirar en el diccionario, se despejan las dudas, y la de cantidad de veces que usamos las palabras con otro significado. Qué fácil es usar ideologías prefabricadas (y encima desfasadas) para acabar justificando la carrera hacia el gobierno, de los demás, pero no con los demás. Al final es la misma mierda de siempre en este engañoso sistema: cada uno barre para su casa... aunque la basura se la echa a la del otro.

sábado, agosto 06, 2005

 

El dinero bárbaro

el Señor S, buen amigo mío, honrado, gracioso cuando se tercia y con bastante sensibilidad, encontró el otro día una cartera en la cola del cine. La cartera contenía 140 € (que se dice pronto), así como distinta documentación. No tardó en decidir lo que tenía que hacer: devolver la cartera con todos sus efectos, haciéndole un gran favor al dueño, pues bien es sabido lo que cuesta tener que ir a renovar el papeleo, anular targetas y demás burocracia... pero el dinero se lo quedó. Se sintió muy bien por hacerle el favor a esa persona de devolverle la cartera. Y cuando me lo contó, henchido de orgullo por su buena acción y su botín, se sorprendió al oir mi respuesta: yo le habría devuelto también el dinero.

A veces a uno la vida le enseña cosas, y da la casualidad de que en una ocasión a mi se me perdió la cartera con dinero, y cuando la cartera apareció sin un duro, juro que la sensación que a mi me dejaba la persona que lo encontró era la de ladrón; no obstante, él se sentirá un gran ciudadano y benefactor. Si encontró mi cartera, con mi DNI y por tanto la dirección y mis datos, ¿no está en todas las facultades de devolverlo? Pero aquí entra en escena el otro actor de la comedia: la policía. Resulta que la costumbre de cuando alguien encuentra unos documentos, es entregarlos en la comisaría más cercana, para que sea el brazo de la ley el que se encargue de devolverte lo que es tuyo. Entregarlo a una tercera persona convierte el proceso en impersonal. Aparecen las verdaderas razones de la decisión del Señor S: la impersonalidad y la comodidad.

Sencillamente hemos creado una máquina de devolver datos, una especie de consenso no escrito por el que podemos hacer uso de unos tíos de uniforme a los que podemos entregar cualquier objeto de valor para ser devuelto, lo cual nos da la facilidad de devolver solamente lo que consideremos falto de valor para nosotros mismos, sin tener que afrontar mirar cara a cara a la persona a la que estamos sisando. ¿Quién nos da derecho a decidir sobra un objeto que es patrimonio de otra persona? El suelo, o eso me habría respondido el Señor S. Según él, todo lo que encuentras en la calle te lo puedes quedar. Y vale, si no tienes manera de saber de quién es no vas a andar investigando por doquier. Pero eso dista un poco de encontrar una cartera repleta de datos. Y yo digo: ¿si encuentras un coche te lo puedes llevar? que estupidez, ¿no? está claro que no. ¿Y por qué sí puedes llevarte una cartera con 140 euros con nombres, apellidos y dirección? ah no, tan solo los 140 €... ¿y entonces sí puedes llevarte lo que hay dentro del coche pero no el coche?

Es un ejemplo del pensamiento social actual. A veces nos creemos que hemos llegado a la perfección moral, miramos lo que se hacía antaño y no entendemos como podían ser tan bárbaros, creemos que tenemos todo: libertad, respeto mutuo, democracia... Pues un servidor que sigue pensando que dentro de cien años volverán la mirada hacia nuestro pensamiento y dirán: ¿pero cómo podían ser tan bárbaros? Por qué? fácil, porque nuestra sociedad aún permite moralmente que si no te ven, hagas lo que quieras. Y ojo, que hablo de moral, no de leyes. No pretendo que andemos recortando libertades, que las leyes son un punto y a parte, y están para lo que están.

Al fin y al cabo la democracia lo que hace es evitar que nos tiremos los trastos a la cabeza unos a otros (y no siempre lo consigue). La sociedad de hoy sigue primando lo individual sobre todo, y nos miramos tanto el ombligo que nos volvemos miopes, y no podemos ver más allá de nuestras narices. Aún hacemos las cosas porque nos resultan cómodas, no porque de verdad pensemos que es lo mejor. Aún nos aprovechamos de la situación cuando sabemos que nadie nos podrá delatar. Y ojo, que esto siempre existirá, pero lo que me preocupa es que hoy por hoy, la sociedad lo acepta. Tanto, que el Señor S horrorizado ý ofendido, inquiría que quién era yo para llamarlo ladrón... y lo prometo: el Señor S es honrado, gracioso cuando se tercia y con bastante sensibilidad.

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