miércoles, marzo 14, 2007
Dolce & Censura
Han retirado un anuncio porque dicen que es machista. Y creo (espero) que no soy el único al que le duele más que se retire un anuncio porque alguien "diga" que el hecho de que pueda o no ser machista.
Los diseñadores Dolce y Gabbana afirman, poco comedidos, llevados por el calentón, que "en este país hay un clima de censura". Me entristece que lo que dicen sobre nosotros dos personas irritadas, que posiblemente no han pisado España, sea más cierto que lo que dice el "Instituto de la Mujer".
Lo entrecomillo porque no sé exactamente a qué se debe el nombre de tan afamado centro. Normalmente, cuando un Instituto lo es de algo, se debe a que estudia ese especimen, objeto, materia o hecho con el fin de conocerlo mejor. Véase, como ejemplo, el Instituo Andaluz de Patrimonio histórico, o cualquier Instituto de Enseñanza Secundaria. ¿Se encarga el Instituto de la Mujer de estudiar a la mujer?. Creo que no debe haber nada más machista (o menos igualitario, que se dice ahora) que crear un instituto para hacer hincapié en esa diferencia que, gracias a Dios cada vez menos, se aprecia en cierto trato hacia el hombre y la mujer. Si es para defenderla, dudo mucho que consigan nada más que despropósitos, como el que han conseguido. Porque es muy complicado que una institución a la que se le da voz para defender algo no termine, a falta de causa real que perseguir, por meterse en entierros donde nadie les dio vela. Y cuando esto ocurre, los comunicados oficiales, eufemizados por supuesto, terminan pareciendo mera censura. Y lo son, maldita sea. Porque nos hemos tirado muchos años criticando que en este país no había libertad para decir y opinar, y ahora que la hay nos tiramos piedras en nuestro propio tejado y encima nos creemos políticamente correctos.
Si entramos en el caso particular, para ver machismo en que un hombre pose sobre una mujer (hablando mal y rápido, y el que no se entere mejor que vea el susodicho cartel, que por cierto seguro que ahora se ve más que cuando no estaba "retirado") y tres o cuatro observen la escena, hay que tener la vista muy aguda. No lo digo porque no pueda parecerle a alguien que ésa es una actitud machista, sino porque no sé cómo logran ver un sólo anuncio de los miles del estilo que bombardean la cartelería, la televisión, los periódicos, o cómo no se meten con lo que representa el mundo de la moda en cada desfile, o con lo que se ve en muchas facetas del mundo del espectáculo. Y no pretendo censurar todo eso, simplemente digo que se están siguiendo las reglas del juego que todos aceptamos en la sociedad del espectáculo. Y en ese juego vale, según dijimos, lo sexual, lo estereotípico, lo provocativo, y todo lo que siempre fue tabú. Nos creemos capaces de asumir la libertad de expresión hasta el punto de que uno puede escandalizarse, pero no ser escandalizado. ¿Y ahora nos sorprende esto? ¿qué hay de las modelos semidesnudas entonces? ¿y qué pasa si en una película sale una violación? ¿no puede la publicidad tratar un tema cualquiera y hacerlo como le venga en gana (con sarcasmo, con ironía, con sinceridad,...)? ¿Quién dice que los autores de ese anuncio no estén persiguiendo el machismo poniéndolo de manifiesto? ¿o es que sólo el arte tiene derecho a la abstracción, la reflexión, las ideas y la representación? ¿acaso no es arte también la publicidad?
Pues según el profesor de Diseño e Imagen, Jesús del Pozo, en un artículo del diario ADN, la publicidad solo hace imitar el arte, pero no es arte, ya que "a pesar de usar sus herramientas, la publicidad responde a criterios puramente económicos". Pues mira, resulta que a Andy Warhol le daría un infarto si ahora le dijeran que el consumo no tiene que ver con el arte. Resulta que los arquitectos renacentistas no eran artistas, pues el mecenazgo de la Iglesia (el poder y el dinero en ese momento) así lo impedía. A lo mejor, los escritos que la monarquía patrocinó a Quevedo no eran arte, o los discos que Bisbal vende como churros en las radios; o será que la piratería en realidad no hace daño a los que se benefician de la industria (sí, INDUSTRIA) del cine. Decir que el arte no está ligado al dinero es la mayor estupidez que he leído. No es que el arte sea dinero, pero va ligado a él de una forma o de otra. Y en el mundo capitalista más. Ahora que el dinero prima por encima de cualquier ideología, ¿qué representa el arte mejor que la publicidad?.
Lo que no me parece ni actual, ni "políticamente correcto", ni funcional, es que haya censura, y que esta sea partidaria (que ni siquiera tienen el arte de aplicarla por igual) y sinsentido, como lo es que haga falta en el siglo XXI un Instituto de la Mujer: un verdadero despropósito empezando por su nombre y acabando por sus comunicados.
Los diseñadores Dolce y Gabbana afirman, poco comedidos, llevados por el calentón, que "en este país hay un clima de censura". Me entristece que lo que dicen sobre nosotros dos personas irritadas, que posiblemente no han pisado España, sea más cierto que lo que dice el "Instituto de la Mujer".
Lo entrecomillo porque no sé exactamente a qué se debe el nombre de tan afamado centro. Normalmente, cuando un Instituto lo es de algo, se debe a que estudia ese especimen, objeto, materia o hecho con el fin de conocerlo mejor. Véase, como ejemplo, el Instituo Andaluz de Patrimonio histórico, o cualquier Instituto de Enseñanza Secundaria. ¿Se encarga el Instituto de la Mujer de estudiar a la mujer?. Creo que no debe haber nada más machista (o menos igualitario, que se dice ahora) que crear un instituto para hacer hincapié en esa diferencia que, gracias a Dios cada vez menos, se aprecia en cierto trato hacia el hombre y la mujer. Si es para defenderla, dudo mucho que consigan nada más que despropósitos, como el que han conseguido. Porque es muy complicado que una institución a la que se le da voz para defender algo no termine, a falta de causa real que perseguir, por meterse en entierros donde nadie les dio vela. Y cuando esto ocurre, los comunicados oficiales, eufemizados por supuesto, terminan pareciendo mera censura. Y lo son, maldita sea. Porque nos hemos tirado muchos años criticando que en este país no había libertad para decir y opinar, y ahora que la hay nos tiramos piedras en nuestro propio tejado y encima nos creemos políticamente correctos.
Si entramos en el caso particular, para ver machismo en que un hombre pose sobre una mujer (hablando mal y rápido, y el que no se entere mejor que vea el susodicho cartel, que por cierto seguro que ahora se ve más que cuando no estaba "retirado") y tres o cuatro observen la escena, hay que tener la vista muy aguda. No lo digo porque no pueda parecerle a alguien que ésa es una actitud machista, sino porque no sé cómo logran ver un sólo anuncio de los miles del estilo que bombardean la cartelería, la televisión, los periódicos, o cómo no se meten con lo que representa el mundo de la moda en cada desfile, o con lo que se ve en muchas facetas del mundo del espectáculo. Y no pretendo censurar todo eso, simplemente digo que se están siguiendo las reglas del juego que todos aceptamos en la sociedad del espectáculo. Y en ese juego vale, según dijimos, lo sexual, lo estereotípico, lo provocativo, y todo lo que siempre fue tabú. Nos creemos capaces de asumir la libertad de expresión hasta el punto de que uno puede escandalizarse, pero no ser escandalizado. ¿Y ahora nos sorprende esto? ¿qué hay de las modelos semidesnudas entonces? ¿y qué pasa si en una película sale una violación? ¿no puede la publicidad tratar un tema cualquiera y hacerlo como le venga en gana (con sarcasmo, con ironía, con sinceridad,...)? ¿Quién dice que los autores de ese anuncio no estén persiguiendo el machismo poniéndolo de manifiesto? ¿o es que sólo el arte tiene derecho a la abstracción, la reflexión, las ideas y la representación? ¿acaso no es arte también la publicidad?
Pues según el profesor de Diseño e Imagen, Jesús del Pozo, en un artículo del diario ADN, la publicidad solo hace imitar el arte, pero no es arte, ya que "a pesar de usar sus herramientas, la publicidad responde a criterios puramente económicos". Pues mira, resulta que a Andy Warhol le daría un infarto si ahora le dijeran que el consumo no tiene que ver con el arte. Resulta que los arquitectos renacentistas no eran artistas, pues el mecenazgo de la Iglesia (el poder y el dinero en ese momento) así lo impedía. A lo mejor, los escritos que la monarquía patrocinó a Quevedo no eran arte, o los discos que Bisbal vende como churros en las radios; o será que la piratería en realidad no hace daño a los que se benefician de la industria (sí, INDUSTRIA) del cine. Decir que el arte no está ligado al dinero es la mayor estupidez que he leído. No es que el arte sea dinero, pero va ligado a él de una forma o de otra. Y en el mundo capitalista más. Ahora que el dinero prima por encima de cualquier ideología, ¿qué representa el arte mejor que la publicidad?.
Lo que no me parece ni actual, ni "políticamente correcto", ni funcional, es que haya censura, y que esta sea partidaria (que ni siquiera tienen el arte de aplicarla por igual) y sinsentido, como lo es que haga falta en el siglo XXI un Instituto de la Mujer: un verdadero despropósito empezando por su nombre y acabando por sus comunicados.
domingo, marzo 11, 2007
La Democracia se muere de Hambre
Es por inanición, pero no autoimpuesta. No se trata de una huelga de hambre, sino de un asesinato en toda regla, por pasiva en vez de activa, pero asesinato.
¿No se muere acaso un bebé al que no alimentamos? pues de igual modo, nuestra Democracia es un retoño débil al que debemos dar de comer para que crezca (fuerte y sana... bueno, al menos para que crezca). Luego nos podrá gustar más o menos con quién sale, cómo se peina, si está o no aseada, pero nunca nadie dejaría morir a su hijo de hambre. Nunca va a dejar de quererlo.
Nos creemos (bendita creencia) que la Democracia siempre estará ahí cuando la necesitemos, pero no nos damos cuenta de que, en demasiadas ocasiones ya, la arrinconamos y menospreciamos, y que puede llegar el día en que la echemos de menos. Espero que no nos vuelva a pasar, que no se vuelva a cumplir una de las verdades humanas que dice que el hombre no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde.
¿y cómo se alimenta a la democracia?
Punto 1: cumpliendo con el nombre que le dimos, Demos (pueblo) Kratos (poder). El pueblo es el que gobierna: designa a unos representantes para que se pongan de acuerdo y decidan. No recuerdo cuándo fue la última ves que nuestras cámaras de representantes (que cada vez abundan más y pesan menos) intentaron parecer, pues eso, una cámara de representantes del pueblo que intentan ponerse de acuerdo como única manera de gobernar. Los políticos, entonces, no deben gobernar sino representar. Pero cada nueva reforma, cada nuevo debate, cada nueva manifestación, cada nueva declaración, y cada nuevas elecciones, nos trae más gobierno del político, apartando a un lado el gobierno del pueblo. Eso es Oligarquía, y la Democracia se resiente.
Punto 2: separando los poderes. Porque recuerdo que el pueblo no tiene un pdoer, sino tres. Porque es la manera que hemos creido conveniente para que las cosas funcionen. No nos endiosemos, seguramente haya otras mejores, seguramente lo ideal sería que cada uno, con buena fe, hiciera el bien por su cuenta. Pero como somos humanos, pues necesitamos poder ejecutivo, poder judicial y poder legislativo. Y como además de humanos, somos egoistas, tenemos la necesidad de recordarnos constantemente que esos tres poderes (del pueblo, insisto) deben ser ocupados por distintos representantes salidos de la ciudadanía: ministros, jueces y parlamentarios. el político, además de usurpar el poder del pueblo, pretende abarcar los tres poderes en uno. Es por ello que en una buena democracia, el gobierno no puede decidir si una persona debe o no estar en la cárcel. Por muchos asesinatos que haya cometido. Por muy injusto que nos parezca el dictamen de los jueces. Y menos, claro está, si ya ha cumplido su condena.
Punto 3: garantizando la libertad de pensamiento. Porque es malo que en los partidos políticos haya una ley no escrita que impide al afiliado dar la razón al "oponente". Porque es malo para todos que un partido político, además de usurpar los poderes, usurpe nuestras ideas. Porque ya de por sí no se entiende cómo la gente, hoy en día (si es que alguna vez estuvo justificado, ahora desde luego no), puede ser del PSOE o del PP como se es del Sevilla o del Betis. Pero el colmo es que se utilicen los medios sociales, de propaganda y de comunicación, para que la gente piense de una determinada manera. La Democracia se resiente, porque eso no es Democracia. El político no debe dirigirse al pueblo para que este cambie de ideas, sino que debe hacerse eco de las ideas del pueblo y ponerlas sobre la mesa. Tras este tercer punto creo que me queda claro cuál es el problema de la Democracia, cuál es el parásito que le quita el apetito: el político. Creo que la Democracia se muere de hambre no por falta de alimento, sino porque no nos damos cuenta de que, cual tenia instalada en el intestino, la figura del político debora lo que el tejido social le aporta, y se alimenta de este, tejiendo sus redes hasta un punto tal que asfixia la vida democrática del país. Creo que este parásito empezó a crecer sin control cuando se confundió con la publidad, el espectáculo y el comercio. El político es la punta del iceberg de un producto. Y el capital al final es lo que manda, y se mueve demasiado dinero en llegar al poder como para que los políticos no pongan todo su empeño en ello. Lo que prima es entonces gobernar. Si para ello hay que oponerse al que gobierna, pues adelante.
Punto 4: respetar las ideas; pues se deriva del punto anterior que ya no hay escrúpulos en este punto. Pues no vale con garantizar que uno puede pensar lo que quiera, sino que además hay que dar la oportunidad de defender ese pensamiento, de debatirlo, de equivocarse y de, aun así, ser respetado. Como los políticos no lo hacen entre ellos (y eso en esta legislatura se ha puesto de manifiesto más que nunca) ¿cómo lo van a hacer con el resto del pueblo?. Este es el punto de los modales, del respeto, de los principios. Porque por mucho que queramos hacer un sistema igualitario, coherente e incluso moderno (como podrían proponer los puntos anteriores), nada de eso sirve si no estamos dispuestos a humanizarlos, a entenderlos como parte del hombre, es decir, con errores, con posibilidad de enmendarse, con necesidad de llenarlos de contenido, de debate, de ideosincracias. Y para ello es necesario volver al respeto, y al poner el oido más que la lengua.
Si De Juana Chaos se hubiera muerto en la cárcel, habiendo cumplido su condena, teniendo derecho a prisión atenuada, debiendo velar el Estado por el bien de todos sus ciudadanos, por muy asesinos que sean, la democracia habría muerto con él. Si los políticos sólo ven en esto una manera de conseguir el poder, si solo identifican el bienestar del país con una ideología o un bando, si por ello se creen en el derecho de hacer cualquier cosas por derrocar al otro bando, si solo hacen campaña para atacar al otro y mover masas (simplificando el mensaje hasta el punto de pedir "libertad" cuando en realidad pedían cárcel y muerte, haciendo creer a la gente que el terrorista no había cumplido con su condena), quiere decir que una decisión tan importante no puede estar en manos de un político.
¿No se muere acaso un bebé al que no alimentamos? pues de igual modo, nuestra Democracia es un retoño débil al que debemos dar de comer para que crezca (fuerte y sana... bueno, al menos para que crezca). Luego nos podrá gustar más o menos con quién sale, cómo se peina, si está o no aseada, pero nunca nadie dejaría morir a su hijo de hambre. Nunca va a dejar de quererlo.
Nos creemos (bendita creencia) que la Democracia siempre estará ahí cuando la necesitemos, pero no nos damos cuenta de que, en demasiadas ocasiones ya, la arrinconamos y menospreciamos, y que puede llegar el día en que la echemos de menos. Espero que no nos vuelva a pasar, que no se vuelva a cumplir una de las verdades humanas que dice que el hombre no aprecia lo que tiene hasta que lo pierde.
¿y cómo se alimenta a la democracia?
Punto 1: cumpliendo con el nombre que le dimos, Demos (pueblo) Kratos (poder). El pueblo es el que gobierna: designa a unos representantes para que se pongan de acuerdo y decidan. No recuerdo cuándo fue la última ves que nuestras cámaras de representantes (que cada vez abundan más y pesan menos) intentaron parecer, pues eso, una cámara de representantes del pueblo que intentan ponerse de acuerdo como única manera de gobernar. Los políticos, entonces, no deben gobernar sino representar. Pero cada nueva reforma, cada nuevo debate, cada nueva manifestación, cada nueva declaración, y cada nuevas elecciones, nos trae más gobierno del político, apartando a un lado el gobierno del pueblo. Eso es Oligarquía, y la Democracia se resiente.
Punto 2: separando los poderes. Porque recuerdo que el pueblo no tiene un pdoer, sino tres. Porque es la manera que hemos creido conveniente para que las cosas funcionen. No nos endiosemos, seguramente haya otras mejores, seguramente lo ideal sería que cada uno, con buena fe, hiciera el bien por su cuenta. Pero como somos humanos, pues necesitamos poder ejecutivo, poder judicial y poder legislativo. Y como además de humanos, somos egoistas, tenemos la necesidad de recordarnos constantemente que esos tres poderes (del pueblo, insisto) deben ser ocupados por distintos representantes salidos de la ciudadanía: ministros, jueces y parlamentarios. el político, además de usurpar el poder del pueblo, pretende abarcar los tres poderes en uno. Es por ello que en una buena democracia, el gobierno no puede decidir si una persona debe o no estar en la cárcel. Por muchos asesinatos que haya cometido. Por muy injusto que nos parezca el dictamen de los jueces. Y menos, claro está, si ya ha cumplido su condena.
Punto 3: garantizando la libertad de pensamiento. Porque es malo que en los partidos políticos haya una ley no escrita que impide al afiliado dar la razón al "oponente". Porque es malo para todos que un partido político, además de usurpar los poderes, usurpe nuestras ideas. Porque ya de por sí no se entiende cómo la gente, hoy en día (si es que alguna vez estuvo justificado, ahora desde luego no), puede ser del PSOE o del PP como se es del Sevilla o del Betis. Pero el colmo es que se utilicen los medios sociales, de propaganda y de comunicación, para que la gente piense de una determinada manera. La Democracia se resiente, porque eso no es Democracia. El político no debe dirigirse al pueblo para que este cambie de ideas, sino que debe hacerse eco de las ideas del pueblo y ponerlas sobre la mesa. Tras este tercer punto creo que me queda claro cuál es el problema de la Democracia, cuál es el parásito que le quita el apetito: el político. Creo que la Democracia se muere de hambre no por falta de alimento, sino porque no nos damos cuenta de que, cual tenia instalada en el intestino, la figura del político debora lo que el tejido social le aporta, y se alimenta de este, tejiendo sus redes hasta un punto tal que asfixia la vida democrática del país. Creo que este parásito empezó a crecer sin control cuando se confundió con la publidad, el espectáculo y el comercio. El político es la punta del iceberg de un producto. Y el capital al final es lo que manda, y se mueve demasiado dinero en llegar al poder como para que los políticos no pongan todo su empeño en ello. Lo que prima es entonces gobernar. Si para ello hay que oponerse al que gobierna, pues adelante.
Punto 4: respetar las ideas; pues se deriva del punto anterior que ya no hay escrúpulos en este punto. Pues no vale con garantizar que uno puede pensar lo que quiera, sino que además hay que dar la oportunidad de defender ese pensamiento, de debatirlo, de equivocarse y de, aun así, ser respetado. Como los políticos no lo hacen entre ellos (y eso en esta legislatura se ha puesto de manifiesto más que nunca) ¿cómo lo van a hacer con el resto del pueblo?. Este es el punto de los modales, del respeto, de los principios. Porque por mucho que queramos hacer un sistema igualitario, coherente e incluso moderno (como podrían proponer los puntos anteriores), nada de eso sirve si no estamos dispuestos a humanizarlos, a entenderlos como parte del hombre, es decir, con errores, con posibilidad de enmendarse, con necesidad de llenarlos de contenido, de debate, de ideosincracias. Y para ello es necesario volver al respeto, y al poner el oido más que la lengua.
Si De Juana Chaos se hubiera muerto en la cárcel, habiendo cumplido su condena, teniendo derecho a prisión atenuada, debiendo velar el Estado por el bien de todos sus ciudadanos, por muy asesinos que sean, la democracia habría muerto con él. Si los políticos sólo ven en esto una manera de conseguir el poder, si solo identifican el bienestar del país con una ideología o un bando, si por ello se creen en el derecho de hacer cualquier cosas por derrocar al otro bando, si solo hacen campaña para atacar al otro y mover masas (simplificando el mensaje hasta el punto de pedir "libertad" cuando en realidad pedían cárcel y muerte, haciendo creer a la gente que el terrorista no había cumplido con su condena), quiere decir que una decisión tan importante no puede estar en manos de un político.