viernes, mayo 19, 2006

 

El Código Da Risa

Al menos Dan Brown debe estar descojonándose mientras lee todo lo que se ha escrito sobre su libro, que supera con creces lo que el propio Brown escribió en él.
Se debe estar partiendo de la risa por varios motivos: primero porque la mitad de los que lo acusan de loco por sus tesis caen en errores similares a la hora de poner en pie sus propias teorías, segundo porque si lo que pretendía era crear polémica, lo está consiguiendo con creces (sobre todo por el primer motivo), tercero porque esto no hace más que aumentar la publicidad (es decir, los ingresos del americano) y cuarto porque nadie lo critica por lo que debe hacerlo: como relato policiaco, de misterio, obra literaria; en definitiva, historia de ficción. Luego el autor, ante la pasividad de la crítica, que se centra en la persona, las ideas y los dogmas de fe, cuela sus novelas (todas, incluso las que no había colado en su tiempo), que al quedar indemnes narrativamente, se venden como churros. y ahora también la película, señores. Y a este paso, camisetas, pipas, chicles y muñequitos. ¿No saben ya que la polémica es sinónimo del éxito?.
Yo también comparto la carcajada brownesca, lo reconozco. "Con las cosas de la iglesia no se juega". Genial, me encanta que una crítica cinematográfica comience así. Y lo peor no es como comienza, sino que se tira toda la crítica hablando de otras películas que se meten en mayor o menor medida con el tema religioso y salen mejor paradas. ¿Mejor paradas? si ésta es la que más dinero recauda, no hay mejor forma de salir. ¿Y qué me han dicho sobre la película? nada, ni la validez de sus intérpretes, ni si la fotografía es o no la adecuada, los tiempos, la tensión argumental, el montaje, el guión... ¿qué más da? ¡si se mete con la iglesia! ¿o no?. ¿Qué dirá el catecismo sobre el Código Da Vinci? no lo sé, pero cuando quiera saberlo, no consultaré críticas literarias ni cinematográficas. ¿qué conclusión saco? que tendré que ir a verla para saber qué demonios (jejeje) de película es (Dan Brown 1 - críticos 0).
Lo que me molesta de este boom en el fondo es que aquí opina todo el mundo. He escuchado a gente que lo único que lee es la etiqueta del champú decir: pues a mi me pareció una buena novela. Estupendo. Comparado con la etiqueta del champú has mejorado, chaval. Pero bueno, he de decir que a mi El Código Da Vinci no me resultó aburrido, y también me picó el gusanillo, y también tuve la oportunidad de sentirme defraudado con sus argumentos falaces. Pero luego se queda en una novela más, en cuanto uno se deja llevar por Pérez-Reverte, Matilde Asensi, Ruiz Zafón... lo que quiero decir es que me parece muy bien que esto haga que la literatura llegue a más gente, gente que no habría llegado de otra forma a ella, pero esta misma gente es la que luego, en desconocmiento del resto del universo literario,encumbra lo que no tiene que encumbrar, opina donde no tiene que opinar y, creyéndose libres y felices, leen y ven las obras que les dicen que lean y vean. Ahí radica la manipulación y el delito, y lo camuflan de democracia y libertad de opinión, confundiendo la actitud con la aptitud.
Desde luego, no sé si Brown era consciente de lo que hacía cuando escribía el código, pero ha pegado el pelotazo. Y creo que eso es lo peor que se desprende de todo esto: por un lado es bueno que la narrativa histórica (aunque para narrativa histórica los episodios nacionales de Pérez Galdós, y no los libros de ficción que usan la historia como contexto) y la aventura policiaca y de misterio se pongan de moda, y a mi me entretiene, pero el problema es que dejará de hacerlo pronto si ahora se publica todo lo que lleve la palaba grial en sus pastas. Ya pasó con la literatura fantástica... qué digo, ya pasó con la novela de caballerías en el siglo XVI, y así ha venido pasando desde entonces con todos los géneros en cuanto surgen novelas exitosas. Eso me lleva a despreocuparme, pues al igual que a cada cerdo le llega su San Martín, a cada género literario le llega su Quijote.

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